1985 – Tengo once años y hasta ese entonces mi mundo musical ha sido reducido a un par de discos de Parchis que me habían entrado mediante el lavado cerebral al que me sometía la patética televisión local. Al mismo tiempo que descubrí a este quinteto español me di cuenta que el solo mirar a Yolanda, la ficha amarilla, hacia que se me ponga todo tiezo. Especialmente la parte que por ese entonces solía llamar ‘mi piquico’.
El endurecimiento de mi piquico es una sensación casi nueva, previamente solo experimentada al ver videos de Abba en el canal estatal. En el que mas recuerdo un par de rubias ricotonas cantan un tema llamado “Chiquitita”. Las rubias visten licras de colores irritantes. Sus pantalones son tan pegados que creo poder avisorar el hueco que tienen entre las piernas. Eso me endurece el piquico. Junto a ellas, un abuelo con una frondosa barba colorada sonríe y toca el piano y un joven con cara de veterana mojigata toca la guitarra de a mentiritas.
En mi casa alguien me guarda un secreto. Mi hermano mayor, quien imagino por ese entonces ya se jalaba el piquico y había inhalado su primer bate de marihuana, estaba amasando una envidiable colección de vinilos. Algunos se los compraba en una tienda local llamada Hector Rocca, otros eran encargos traídos por mi padre en sus frecuentes viajes al exterior. Yo tenia terminantemente prohibido tocar sus vinilos.
La única manera de saciar mi curiosidad musical era mirando un programa de videos musicales pirateados en el canal estatal, canal que dicho sea de paso contaba con tan pocos recursos económicos que su débil antena no era lo suficientemente poderosa como para proyectar imágenes nítidas. Así es pues que en medio de una nebulosa apreciaba a las dos gringas de Abba y comenzaba a alucinar con ese tesorito que guardaban entre las piernas. Sus caras granuladas, sus curvas torcidas por las lineas estáticas, sus ojos de ángeles que piden verga desde una distancia tan larga que solo la piratería era capaz de alcanzar.
Aparte de Abba, Disco Club (así se llamaba el programa) ponía en constante rotación "The Trooper" de Iron Maiden y varios irritantes videos de REO Speedwagon. Es así que comienzo a descubrir el rock. Con un popurrí que torpemente mezclaba a Quiet Riot con Styx y a Twisted Sister con el desastre baladesco que es Spandau Ballet. Yo se tan poco que todo me gusta, lo devoro porque es música.
Algo que si puedo notar es que toda la música viene del exterior y es tocada y cantada por gringos. Hasta ese entonces el único video nacional que había visto pertenecía a un quinteto de zambos que vestían túnicas. Sus cabezas colectivas eran coronadas por unos afros que no se los envidiaban ni el mas africano de los Globetrotters. En el Perú se volvieron locos por este grupo. Eran los abanderados de algo pero yo no se de que y creo que nadie lo sabe porque como vinieron se fueron con una recatafila de vocalistas olvidables y de grabaciones irrelevantes. Su tema me gusta, pero solo tanto como sus afros y sus túnicas.
Entonces entran Del Pueblo...Del Barrio, quizás la segunda banda nacional que vi en la televisión y definitivamente la que mas me gusto hasta esa época.
La memoria me falla pero no tanto como para olvidar las lineas, 'ven a mi, ven a mi perdición, ven a mi, ven a mi perdición, Lucifer, Lucifer, Lucifer, Lucifer'.
Joder, eso me voló la cabeza. Después de, 'hola soy la ficha roja y yo soy la ficha azul', estas son las únicas líricas que no me podía sacudir, 'Lucifer, Lucifer, Lucifer, Lucifer'.
Estos tipos eran definitivamente malandros, de otro calibre, malhechores, de otra raza, amigos de lo ajeno, gente pobre, la chusma, rebeldes que no pertenecían a mi barrio, músicos con cintura y sin miedo, gentuza. No importaba, la cabeza me voló, 'Lucifer, Lucifer, Lucifer'.....mierda, ¿como es que alguien podía ser tan bravo como para invocar al diablo? ¿Es que no tenían miedo de ir al infierno?, ¿como es que alguien osaba mencionar a la bestia sin temer ser reprendido por el cura del domingo?, Y sobre todo, ¿como es que le hago para escuchar este tema todos los días sin que mi mama me diga que me deje de cojudeces?
Hay tantas cosas que funcionan en esta canción que no me extraña su impacto en mi inocencia. Para mi este es el primer y el ultimo gusto por la fusión. Escuchemos el amanecer de cuerdas chicas, el charango asesino, el cajón conservador y la zampoña degustando por primera vez de un estilo ajeno, desde el quiebre en el minuto dos hasta el histrionismo hablado, de sus líricas primero inflamantes y a fondo obviamente conservadoras y de ese coro que a propósito se presta a la malinterpretacion, "Escalera al Infierno" fue hasta ese entonces para mi la primera muestra del buen rock nacional.
Ahora, años después se que entendí este tema mal. Se que en lugar de invocar al diablo y de llamar a la perdición lo que Del Pueblo...Del Barrio hacían era advertirnos de los peligros de las tentaciones pero a mi ya no me importa su predicación. Inadvertidamente, Del Pueblo...Del Barrio abrieron las puertas de la música satanica a mi y para mi este tema siempre sera una invitación a entrarle al lado oscuro.