Hace falta black metal en este blog. No se si seran los tiempos presentes que vienen tan recargados de negatividad y violencia absurda y que mires por donde mires no hay mas que desgracia pero ultimamente no puedo saciar mi sed de musica satanica.
El problema con este sub genero es el mismo que el de la cumbia, el cha cha cha o el grindcore; no hay suficientes bandas originales. Todas suenan iguales, se pegan a los parametros como si fuera un puta obligacion y se olvidan de aportar un poquito de creatividad. Hay una rama del satanismo que se basa en el individualismo, crear tus propias reglas y seguirlas como se debe. No se porque en la musica satanica no se plasman estas ideas mas frecuentemente. Hay mucho ciervo por aqui, mucha oveja obediente.
Es por eso que los Alemanes de Gräfenstein me sorprendieron muy gratamente con su segundo disco Death Born. Salio al mercado en el 2007, pero la disquera Alemana Black Hate recien me mando el paquete hace un par de meses. Sea como sea este disco no tiene fecha de expiracion. Es un clasico que parece haber sido ignorado. Hacia muchisimo tiempo que no escuchaba una grabacion tan fulminante como esta. Las guitarras son explosivas, increiblemente diestras y abusadas a tal velocidad que no vale la pena parpadear. Esas guitarras sacan chispas.
Los temas estan llenos de ira, explotan desde un primer momento a tal velocidad y nunca paran sino es que para acelerar aun mas. Altamente recomendado. Y no solamente en base a la velocidad o a la calidad musical sino a la rabia contenida y al ingenio usado para crear esta joyita.
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