Mis dos primeras impresiones del concierto de Black Sabbath fueron las mas obvias y las mas comunes en eventos de este tipo; el olor a marihuana flotando en el ambiente y la gente de facha algo brava. Tratándose de Black Sabbath estamos hablando de una edad media de 40-50, de un estrato social medio tirando para bajo y de una proporción de 96% hombres y 4% mujeres. Si es que claro, a las asistentes al concierto de anoche se les puede tildar de mujeres porque la gran mayoría parecían haber sido sacadas del museo de Ripley’s, Aunque Usted No Lo Crea! Exagero, lo se, pero vaya si las metaleras de anoche parecían guerreras después del combate mas feroz; algunas estaban desdentadas, otras lucían flamantes cicatrices en el vientre y costras en las piernas, otras mostraban panzas desproporcionadas y caminaban con dificultad y otras estaban borrachas y parecían mostrarlo con orgullo. Algunas hasta parecían no haberse dado cuenta de que esto era un anfiteatro y no Waterloo. En toda la noche solo vi una pelea y fue entre dos viejas que parecían gemelas; vestían shorts vaqueros y tank tops negros, tenían el cabello pintado de rubio y eran jaloneadas hacia sus respectivas esquinas por sus avergonzados maridos, los cuales curiosamente también parecían gemelos; cráneos afeitados, camisetas de Ozzy Osbourne bien metidas en las cinturas de sus pantalones vaqueros.
Pero yo no había ido a ver mujeres al concierto, había ido porque esta era quizás mi ultima oportunidad de ver a estas leyendas en vivo y a sabiendas de que los años pesan y Iommi esta medio canceroso esta era quizás una chance que ningún metalero debía perderse. Antes claro, había que sortear un par de obstáculos, como chuparse al telonero Andrew WK, aquel gringo bien-humorado que por alguna razón la gente no ha olvidado desde su estupidizante debut del 2002. Para sorpresa mía esta noche WK fungía de DJ y no de cantante lo cual hizo la antesala mas digerible. En el poco rato que lo vi, el genial creador de temas como “Party Hard”, “It’s Time to Party”, “Party ‘Til You Puke” y “Totally Stupid” toco temas de Metallica y Iron Maiden ante los cuales los mas borrachos festejaron, algunos movíeron sus escasas melenas mientras encendian olorosos tronchos de hierba y la mayoría esperaron en cola para comprar algún trago a sobre precio. A mi me dolió hasta el bolsillo cuando desembuche $14 por un ron con Coca Cola que se convirtió en cola aguada y tibia en exactamente dos minutos. El calor era sofocante.
Nunca he sido un gran fan de los conciertos masivos. Prefiero las veladas intimas que se festejan en pequeños bares y a las que no acuden mas de 100 o 200 personas. En gran parte esto es por la cercanía que uno puede tener al escenario. Cuando se anunciaron las fechas del tour de Black Sabbath anote en mi agenda la fecha de la pre-venta y memorizé el código. Compre dos tickets por el precio ganga de $240 exactamente un minuto después de la hora indicada. Según el sistema de LiveNation mis asientos eran lo mas cercano posibles al escenario pero anoche cuando la acomodadora me indico la posición de estos mi desmayo fue grande; frente al escenario esta la sección de la orquesta que debe acomodar a unas 500 personas paradas, inmediatamente detrás viene el primer bloque de asientos que debe de tener por los menos 40 filas, luego de un pasillo viene el segundo bloque de asientos que debe de acomodar unas 75 filas. En este bloque estaba yo, calculo que en la línea 50, detrás de dos tipos que median por lo menos un metro noventa y cuyos largos cuellos les daban perfil de girafa. Desde esa posición Ozzy y compañía eran del tamaño de la uña de mi dedo meñique. No había mas remedio que admirar a Black Sabbath en las tres pantallas gigantes.
Salieron al escenario a las 8:45 en punto y entonaron “War Pigs”. El sonido fue impecable y el volumen perfecto, la guitarra de Iommi crujía con esos riffs que han marcado el tiempo y las décadas de miles y el bajo de Butler apoyaba sólidamente con una barrera densa y aleatoria. En la batería esta un tipo llamado Tommy Clufetos cuyo curriculum incluye discos de Alice Cooper y Rob Zombie. Me podría equivocar pero a mi me sono descuadrado e inseguro en este primer tema. Su performance mejoro notablemente a partir del segundo “Into the Void” y se corrigió totalmente cuando tocaron “Under the Sun / Everyday Comes and Goes” y pasada la mitad del concierto se monto un solo de batería que convirtió a todos los allí presentes. Su énfasis en la rapidez de sus pies y en sus redobles de tarola parecían planeados para borrar de nuestras mentes la ausencia de Bill Ward.
La voz de Ozzy es otra cosa; en ocasiones sonó bien, mas que nada sonó regular y a veces hubiera dado igual si hubieran puesto a un gallo loco en el micrófono. Curiosamente, esto ultimo fue mas que nada evidente en los temas nuevos. En “Age of Reason” desentono tanto que algunas gentes se miraban desconcertadas y en “Methademic” parecía estar tocando con otra banda y en otro escenario. Pero no hay punto en discutir esto con los mas acérrimos y pensándolo bien esa era la actitud correcta a tener; disfrutar del momento e ignorar lo obvio. Además, si hubieron efectos tratando de disfrazar sus errores o cantantes escondidos tras bambalinas alcanzando aquellas notas a las cuales Ozzy ya no llega yo ni lo note y eso si que me hubiera disgustado.
El setlist fue impecable, todos los temas que yo quería escuchar (“Iron Man”, “Fairies Wear Boots”, “Children of the Grave”, “Behind the Wall of Sleep”) fueron ejecutados, al menos instrumentalmente, casi a la perfección y los temas nuevos por lo menos dieron el respiro suficiente como para sentarse un rato y relajar las pantorrillas. Sorprendentemente, la audiencia respondió cálidamente a estos y un buen manojo parecía saberse las líricas.
Ozzy demostró ser un showman consumado que a pesar de lo rutinario de los shows parecía estar pasándola bien, hablaba huevadas entre tema y tema, siempre apimentando su labia con lisuras y con una aparente humildad entrañable. Durante los solos de Iommi, Ozzy saltaba dos pulgadas sobre el piso como un anciano sobre excitado y caminaba jorobado y desbalanceado de lado a lado. Un par de veces echo agua de un balde a las primeras filas mientras reía como un maniaco. Recuerdo ver a Ozzy en vivo dos veces a fines de los 90’s con su banda de solista y en ninguna me parece recordarlo tan entusiasmado. No cabe duda, ya esta viejo y el solo verlo a el y a estos sesentones dando lo mejor de lo que les queda se aprecia un montón.
Ozzy demostró ser un showman consumado que a pesar de lo rutinario de los shows parecía estar pasándola bien, hablaba huevadas entre tema y tema, siempre apimentando su labia con lisuras y con una aparente humildad entrañable. Durante los solos de Iommi, Ozzy saltaba dos pulgadas sobre el piso como un anciano sobre excitado y caminaba jorobado y desbalanceado de lado a lado. Un par de veces echo agua de un balde a las primeras filas mientras reía como un maniaco. Recuerdo ver a Ozzy en vivo dos veces a fines de los 90’s con su banda de solista y en ninguna me parece recordarlo tan entusiasmado. No cabe duda, ya esta viejo y el solo verlo a el y a estos sesentones dando lo mejor de lo que les queda se aprecia un montón.