Debe de haber algo en el agua de la region holandesa de Friesland. Este pedazo de tierra hace poco pario los perturbantes sonidos de De Magia Veterum, y ahora, en este año que recien se acabo, nos trajo a un duo de barbudos y encapuchados black metaleros fascinerosamente llamados The Beast of the Apocalypse.
Los tios de la disquera Transcendental Creations relacionan el sonido de estos pervertidos con clasicos como Samael, Beherit y Archgoat, pero a eso, hay que sumarle una cortina de sintetizadores que le da a este largamente titulado disco, un aire algo futuristico y bizarro. Osea que las mismisimas guitarras suenan electrocutadas, de algun modo, camuflando el esqueleto satanico que es la musica.
El temas "Temple of the Foundation of Heaven and Earth" empieza con una simpleza que se roba alguito del crust, pero que rapidamente se morfa en una bestia de cuernos largos y filudos. En ese momento, a estas bestias, les sale el diablo y sus riffs, a pesar de tener esa tonalidad tan inorganica, son pura misantropia sonica, un odioso trabajo de dedos malignos y malas intenciones. La voz es sobrecogedora, pero solo si por sobrecogedora uno quiere decir 'terrorifica' y 'escalofriante'. El tio canta como un gigante violahombres desde una cueva muy profunda. El resultado final es robusto y grande, en contraste con los sonidos esqueleticos de tantas bandas de black metal de hoy. Un gran disco.
Los tios de la disquera Transcendental Creations relacionan el sonido de estos pervertidos con clasicos como Samael, Beherit y Archgoat, pero a eso, hay que sumarle una cortina de sintetizadores que le da a este largamente titulado disco, un aire algo futuristico y bizarro. Osea que las mismisimas guitarras suenan electrocutadas, de algun modo, camuflando el esqueleto satanico que es la musica.
El temas "Temple of the Foundation of Heaven and Earth" empieza con una simpleza que se roba alguito del crust, pero que rapidamente se morfa en una bestia de cuernos largos y filudos. En ese momento, a estas bestias, les sale el diablo y sus riffs, a pesar de tener esa tonalidad tan inorganica, son pura misantropia sonica, un odioso trabajo de dedos malignos y malas intenciones. La voz es sobrecogedora, pero solo si por sobrecogedora uno quiere decir 'terrorifica' y 'escalofriante'. El tio canta como un gigante violahombres desde una cueva muy profunda. El resultado final es robusto y grande, en contraste con los sonidos esqueleticos de tantas bandas de black metal de hoy. Un gran disco.
1 comentario:
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