Cafe Hey es un pequeño establecimiento popular por sus coloridos dulces, sus sanguches especiales de almuerzo y por su pre-establecida amistad con las artes; para darse cuenta de esto ultimo solo hay que mirar las paredes en las que se cuelgan vulgares esfuerzos de acuarela y olio. Anoche Cafe Hey sirvió de alojo a las bandas mas salvajes de esta parte de Estados Unidos. Lo que mas me sorprendió es que no se rompiera nada; ni una jarra, ni una botella, ni un vidrio, ni una cabeza.
En este pequeño café los espacios son tan limitados que la batería estaba posicionada a centímetros de una vitrina que mostraba bollos y kekes. Centimetros adelante habían monitores en su stand. Encima de la vitrina, en un gran plato rojo, habían tres sanguches cubanos bien empaquetados y a la izquierda una pequeña muestra de las cervezas que vendían. A la derecha una muestra de los dulces por los que se han vuelto famosos; sin traducir, muffins, cinnabon buns, zucchini bread, brownies, cupcakes y tea cookies. Este seria el infierno de un diabético.
Las puertas se abrieron a las 9 de la noche en punto, pero nadie se molesto en entrar. La mayoría de obvios punks prefirieron disfrutar en la vereda de una de esas raras noches frescas de Tampa y mientras charlaban sobre que chucha, fumaban cigarrillos y bebían botellas de cerveza que guardaban bajo la manga, el dúo de powerviolence Hollow Skull comenzó a vapulear el espacio aun vació. Yo como buen comensal que había pagado sus $5 de entrada, me apresure a la caja y compre una deliciosa Lagunitas Brown Shugga' (9.9% de alcohol) para entrar en ambiente.
El powerviolence es onda apocalíptica y quizás para gente que no puede prestar atención por mas de 5 segundos. Esa es la misma duración de los temas; pujes cortos, ideas bien trazadas que no deben de ser muy complejas. La cosa es la queja y la rabia. Minutos después en la linea del baño me encuentro con el guitarrista / vocalista de Hollow Skull y le pregunto por el origen de sus temas. Me dice, 'son sobre todo lo que odio, mas que nada mi trabajo'. Lamentablemente no le pregunte cual era su oficio.
Morphic Lapse siguieron y de ellos recuerdo menos que de los demás. La mezcla era pésima; el vocalista se rajo, se tiro al piso, se arrodillo, se acercaba a sus compañeros de banda y le salia la baba cada vez que vocalizaba, aun así, siempre le dio la espalda al publico y nunca se escucho ni una silaba de sus gritos.
Von Dagger son de una onda mucho mas digerible. Digamos punk rock bien hecho, melódico sin andar muy lejos de la barbarie. Sonaban fuerte y estaban ebrios. De eso hablo el vocalista, primero con su camiseta de Shitstorm y luego descamisado, 'cada vez que tocamos nos ponemos mas borrachos.' La gente ya se movía pero no tanto. Los empujones eran leves, tímidos. Aun yo podía balancear mi botella sin preocupación de que me jodan.
No fue hasta Church Whip que la noche llego a su punto de ebullición. Al cantante tampoco se le escucho, pero que chucha, la música era salvaje y la banda también. Mientras el vocalista gritaba inútilmente en las caras de la fanaticada en primera fila, la banda descargaba un poco de caos amorfo. De su música no recuerdo nada mas que bulla, lo que recuerdo son los empujones, y un par de docenas de gente vapuleandose como por un tornado, media cerveza derramada en el piso y mi escape hacia los estribos del local, felizmente junto a la caja donde pude comprar la ultima Brown Shugga' que les quedaba. Fue ahí que pude presenciar la desesperación contenida del staff; limitado al amable dueño y su empleado de la barba grande. En frente de ellos la gente se hacia mierda; un par de bestias corrían en pequeños círculos, otros saltaban en todas las cabezas que podían, y las mesas que habian sido arrimadas contra la pared, servían de tarima con chicas que saltaban sobre ellas con un equilibrio chino.
Como no se rompió nada? No se, pero el dueño y su empleado ajustaban, se movían de izquierda a derecha buscando el mejor ángulo para presenciar el despelote y para no perderse el primer plato roto.
Cuando pienso en caos en el escenario siempre me acuerdo de The Who y de esas iconicas imagenes de la banda destruyendo el escenario; Keith Moon pateando su batería entre nubes de polvo blanco y Pete Townshend estrellando su guitarra contra el piso. Pero eso era el final del show. Según lo que vi el viernes así es la mitad cotidiana de cualquier show de Church Whip, esta banda se mueve mas que la gente y por eso mismo, si este concierto hubiese sido un concurso pues Church Whip hubieran ganado y de lejos..
Floridian Winter eran los últimos y yo había escuchado buenas cosas de ellos pero lo que presencie en Cafe Hey no me entusiasmo. Este dúo de Jacksonville hizo lo que pudo, pero sufrieron de un agudo caso de soniditis; la guitarra sonaba hasta las huevas, ningun riff fue apreciable y el vocalista / baterista S. hacia caras divertidas mientras se acercaba al microfono y ladraba, pero lo que salia de los parlante no era nada del otro mundo. Para ese entonces yo ya estaba con un pie en la calle, cinco bandas es mas que suficiente. Ya estoy viejo, no soy de aquellos que aguantan festivales, ni de aquellos a los que le gustan los conciertos multitudinarios. Por el contrario, mientras mas chico el recinto mejor y con tal que yo sienta que mis $5 fueron bien gastados quedamos pares.
En este pequeño café los espacios son tan limitados que la batería estaba posicionada a centímetros de una vitrina que mostraba bollos y kekes. Centimetros adelante habían monitores en su stand. Encima de la vitrina, en un gran plato rojo, habían tres sanguches cubanos bien empaquetados y a la izquierda una pequeña muestra de las cervezas que vendían. A la derecha una muestra de los dulces por los que se han vuelto famosos; sin traducir, muffins, cinnabon buns, zucchini bread, brownies, cupcakes y tea cookies. Este seria el infierno de un diabético.
Las puertas se abrieron a las 9 de la noche en punto, pero nadie se molesto en entrar. La mayoría de obvios punks prefirieron disfrutar en la vereda de una de esas raras noches frescas de Tampa y mientras charlaban sobre que chucha, fumaban cigarrillos y bebían botellas de cerveza que guardaban bajo la manga, el dúo de powerviolence Hollow Skull comenzó a vapulear el espacio aun vació. Yo como buen comensal que había pagado sus $5 de entrada, me apresure a la caja y compre una deliciosa Lagunitas Brown Shugga' (9.9% de alcohol) para entrar en ambiente.
El powerviolence es onda apocalíptica y quizás para gente que no puede prestar atención por mas de 5 segundos. Esa es la misma duración de los temas; pujes cortos, ideas bien trazadas que no deben de ser muy complejas. La cosa es la queja y la rabia. Minutos después en la linea del baño me encuentro con el guitarrista / vocalista de Hollow Skull y le pregunto por el origen de sus temas. Me dice, 'son sobre todo lo que odio, mas que nada mi trabajo'. Lamentablemente no le pregunte cual era su oficio.
Morphic Lapse siguieron y de ellos recuerdo menos que de los demás. La mezcla era pésima; el vocalista se rajo, se tiro al piso, se arrodillo, se acercaba a sus compañeros de banda y le salia la baba cada vez que vocalizaba, aun así, siempre le dio la espalda al publico y nunca se escucho ni una silaba de sus gritos.
Von Dagger son de una onda mucho mas digerible. Digamos punk rock bien hecho, melódico sin andar muy lejos de la barbarie. Sonaban fuerte y estaban ebrios. De eso hablo el vocalista, primero con su camiseta de Shitstorm y luego descamisado, 'cada vez que tocamos nos ponemos mas borrachos.' La gente ya se movía pero no tanto. Los empujones eran leves, tímidos. Aun yo podía balancear mi botella sin preocupación de que me jodan.
No fue hasta Church Whip que la noche llego a su punto de ebullición. Al cantante tampoco se le escucho, pero que chucha, la música era salvaje y la banda también. Mientras el vocalista gritaba inútilmente en las caras de la fanaticada en primera fila, la banda descargaba un poco de caos amorfo. De su música no recuerdo nada mas que bulla, lo que recuerdo son los empujones, y un par de docenas de gente vapuleandose como por un tornado, media cerveza derramada en el piso y mi escape hacia los estribos del local, felizmente junto a la caja donde pude comprar la ultima Brown Shugga' que les quedaba. Fue ahí que pude presenciar la desesperación contenida del staff; limitado al amable dueño y su empleado de la barba grande. En frente de ellos la gente se hacia mierda; un par de bestias corrían en pequeños círculos, otros saltaban en todas las cabezas que podían, y las mesas que habian sido arrimadas contra la pared, servían de tarima con chicas que saltaban sobre ellas con un equilibrio chino.
Como no se rompió nada? No se, pero el dueño y su empleado ajustaban, se movían de izquierda a derecha buscando el mejor ángulo para presenciar el despelote y para no perderse el primer plato roto.
Cuando pienso en caos en el escenario siempre me acuerdo de The Who y de esas iconicas imagenes de la banda destruyendo el escenario; Keith Moon pateando su batería entre nubes de polvo blanco y Pete Townshend estrellando su guitarra contra el piso. Pero eso era el final del show. Según lo que vi el viernes así es la mitad cotidiana de cualquier show de Church Whip, esta banda se mueve mas que la gente y por eso mismo, si este concierto hubiese sido un concurso pues Church Whip hubieran ganado y de lejos..
Floridian Winter eran los últimos y yo había escuchado buenas cosas de ellos pero lo que presencie en Cafe Hey no me entusiasmo. Este dúo de Jacksonville hizo lo que pudo, pero sufrieron de un agudo caso de soniditis; la guitarra sonaba hasta las huevas, ningun riff fue apreciable y el vocalista / baterista S. hacia caras divertidas mientras se acercaba al microfono y ladraba, pero lo que salia de los parlante no era nada del otro mundo. Para ese entonces yo ya estaba con un pie en la calle, cinco bandas es mas que suficiente. Ya estoy viejo, no soy de aquellos que aguantan festivales, ni de aquellos a los que le gustan los conciertos multitudinarios. Por el contrario, mientras mas chico el recinto mejor y con tal que yo sienta que mis $5 fueron bien gastados quedamos pares.
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