martes, 21 de agosto de 2012

SAMOTHRACE, Reverence to Stone (20 Buck Spin, 2012)

La espera fue larga, agonizante y quejumbrosa, pero valió la pena. En términos metálicos, cuatro años es una eternidad. Sobre todo si se adora a una banda con un fanatismo a la Justin Bieber, pero cuando los resultados son acordes tan perfectos y precisos como todos los incluidos en este magnifico disco, pues que importa. Yo podría haber esperado cuatro mas. Aunque mejor no.

Cuando en el 2008 Samothrace edito el lentísimo Life's Trade, cierto sector de la fanaticada doom quedo atónita al presenciar lo que en niveles comparativos, era música tocada a paso de funeral.  El cuarteto de Seattle le entraba timidamente a la sicodelia. Pero al no abusar los efectos mantuvieron su música en un terreno puramente doom. Claro, Samothrace no son Thergothon, pero a veces sus temas parecen morir lentamente, con ritmos que se apagan y efectos que transforman a la tecnología (feedback) y a la naturaleza (el aire que sostiene el feedback) en parte vital de su música.

Lo que es mejor aun, a pesar de su lentitud y de su densidad, la música de Samothrace no es materia ni deprimente, ni torturadora. Si en estos dos cortes ("When We Emerge" y "A Horse of Our Own") se transfieren sentimientos negativos, estos son expresados mas como catarsis que como bajadores de moral, barbitúricos tranquilizantes, o depresores del buen humor. Consideremos que por cada nota devastadora, Samothrace también regala algo de luz, con notas cristalinas y efectos mínimos que parecen robar alguito del shoegaze de Ride o My Bloody Valentine.

Reverence to Stone es un disco sin grasa. No le sobra, ni le falta un segundo y en sus 35 minutos de profundidad harmónica es de lo mejor del año. Para este servidor Samothrace es la mejor banda doom americana en funcionamiento. Así que oremos a Santa Cachucha para que no tengamos que esperar cuatro años mas para su próxima ofrenda.

((El Pecado de Oyuki))

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