Generalmente le toma a una banda convencional de metal dos o tres albumes oficiales para cambiar su formula, o como suelen decir los mismos, 'evolucionar' y encontrar un sonido propio. Pero a los mercaderes de la muerte suecos Tribulation parece solo haberles tomado un larga duración y un EP para sacudirse la piel y finalmente haber emergido maduros con un atrevido disco que pretende reintroducirlos al mundo como una entidad, llamemosle, post-death metalera. Son grandes esfuerzos de parte de Tribulation, una banda que no se destaco precisamente por la personalidad demostrada en sus trabajos previos.
Su EP introductorio del 2006 Putrid Rebirth (Blood Harvest) no les dio mucha promoción. Yo, que ando mas que atento a la escena, tan solo me entere de la existencia de Tribulation con un gentil promo de The Horror en el 2008 que me informaba que había aquí una banda mas de death metal sueco.
Sin chequear credenciales, hubieron dos cosas que The Horror revelo; una banda con una musicalidad avasalladora que constantemente amenazaba con volarte los parlantes y en su centro un excepcional guitarreo cortesía de un tal Adam Zaars. Aquellos que en algún momento nos vemos obligados a leer curriculum vitaes nos dimos cuenta de que Zaars, era también primera guitarra de los clasicistas Enforcer. Fue entonces obvio que Zaars era uno de los mejores guitarristas de su generación, no solo preocupado por dominar sugeneros opuestos, sino tambien poseedor de cualidades distantes rara vez encontradas en un solo individuo, cualidades como la sutileza requerida para tocar impecable metal tradicional y el mal gusto visceral que se requiere para curtir death metal corrosivo.
Pero por mas que el talento abunde es difícil darse abasto para dos bandas de tiempo completo. En algún momento del 2011 o del 2012, Zaars opto por dejar Enforcer, quizás de las dos bandas la mas viable en términos comerciales. Fue una movida suicida en términos de supervivencia, pero también una que en círculos subterráneos podría provocar admiración y gran credibilida callejera. La decisión es lógica si se considera que Enforcer es la banda de su fundador y vocalista Olof Wikstrand y Tribulation es una democracia nacida en el 2004 y donde aun ocho años después, tres cuartas partes de la formación original claman haber escrito en conjunto The Formulas of Death.
Todos aquellos que hayan gozado con las acrobacias de Into the Night y Diamonds, los dos primeros discos de Enforcer, podrán haber notado que al lado de las altísimas voces de Wikstrand había un guitarrista que lo empataba en talento y cuyas diestras armonías y espectaculares solos competían a la par de sus voces por el protagonismo de la banda. Era obvio que Zaars era un virtuoso que sabia exactamente que notas tocar para afectar al publico y también era obvio que Enforcer no era su banda.
Por su parte, en The Horror no había mucho lugar ni para juegos artificiales, ni para protagonismos absurdos, pero los riffs que comprenden temas como "Crypt of Thanatoplia" son en su centro tan toscos y complejos como la ortografía del mismo titulo, y la musicalidad y finesa expuesta en grupo es quizás opacada por un estilo death metal que se destaca mas por su bestialidad y sapiencia que por su complejidad instrumental.
Hace poco mas de un mes Zaars se mostró seguro de la calidad de The Formulas of Death en una entrevista en el podcast Hellcast. Al preguntarsele al respecto de la diferencia entre este y esfuerzos anteriores, el guitarrista afirmo que mientras en el pasado Tribulation se habían sentido obligados a escribir death metal, pero con The Formulas of Death su única misión había sido escribir 'musica'. Esto es obvio, The Formulas of Death escapa definiciones y encasillamiento. A lo largos de mas de una hora, Tribulation apela a una vasta gama de esquemas y temples y demuestras ser la mas ambiciosa de la ‘nueva’ camada de suecos.
The Formulas of Death no es un disco de death metal, pero escuchándolo es claro que ha sido parido por una banda de ese genero. Rasgos del subgénero quedan aquí, especialmente en la necrotica y congelada voz del bajista Johannes Andersson quien parece haber sufrido de hipotermia y haberse quedado congelado en las sesiones de The Horror. Su tono nunca varía, y su performance de hecho, parece relegarse en tramos extendidos que tienen mucho mas enfoque en los riffs y en los solos que en cualquier otro aspecto musical.
El álbum dura nada menos que una hora y quince minutos pero a pesar de ser infinitamente musical, uber melódico y evolucionario, no contiene pedazos indulgentes, ni pajasos infinitos de estrambóticos arreglos. Por ejemplo, en ningún pedazo podemos escuchar a Zaars haciendo diabladas por diez minutos, ni tocando deliciosos punteos que mas parecen absurdos ejercicios de escalas, ni ejecutando esos riffs churrigueristas que tanto nos podrían deleitar. Pero una hora y quince minutos es demasiado para cualquiera y Tribulation simplemente muerden mas de lo que pueden mascar. En contados y extensos tramos, The Formulas of Death zozobra y la banda parece querer reflejar su megalomania; obsesionados por demostrar todo lo que pueden hacer, Zaars y compañía descargan temas que rara vez bajan de los seis minutos y que en “Suspiria” hasta exceden los diez y en “Spell” los trece. ¿Que es esto? ¿Post rock?
Esto no le resta musicalidad al disco, Tribulation es después de todo el producto de consumados músicos de death metal y The Formulas of Death desde un principio se presenta como una proposición diferente. Basta una ojeada a la oscura portada. No hay espacio para los típicos logos metaleros, en su lugar un font ordinario se usa para el nombre de la banda y el titulo del disco. Y el arte de portada, a cargo del guitarrista Jonathan Hulten, parece mas que nada preocupado en oscurecer su truculencia. No se por cual imagen fue inspirada, pero esta portada me trae a la mente algún clásico filmico italiano o francés en el cual una guapa víctima desaparece al hundirse en las turbias aguas de un río.
The Formulas of Death comienza con "Vagina Dentata", un largo instrumental donde aires indios resuenan como cruzados con la electricidad de un amplificador Marshall y devienen en martilleo mediatico. Con un segundo sobre los cuatro minutos de duración es una larga antesala para un disco que es tan exuberante como largo y tendido.
"Wanderer in the Outer Darkness" es el primer tema legitimo y se caracteriza mas que por sus guitarras por los complejos arreglos de bateria. Son inquietos y balbuceantes, varían casi sin parar, aceleran y desaceleran hasta que dos minutos adentro podemos escuchar a Zaars hacer de las suyas. Para gozar de su genialidad hay que prestar atención. "Spectres" es brutal en su primera mitad pero genial en su segunda. Expone su ambición por medio de los cambios, del repentino silencio a la mitad que suena como me imagino un clarososcuro sonaría. El batero Jakob Ljungberg es un maestro de la técnica y se vale de un gran set a lo largo del disco. No solo le añade a los temas gran gusto con su rapidez y técnica sino que nunca siquiera pierde la oportunidad de colorear con estilos tan lejanos del metal como el disco. Y esa segunda mitad de la cual hablábamos es enteramente de Zaars.
El cuarto tema (no escribo su titulo porque esta en Hebreo) es un puente de piano cuya función e inclusión aun no comprendo. Si este disco es sobre matices y contrastes eso podría ser claro sin la presencia de este. "Suspiria de Profundis" y "Through the Velvet Black" por su parte, son tácitos ejemplos de la simplicidad que Zaars no debería exponer. El primer tema trastoca entre la claridad normal y un riff distorsionado que si bien engancha es también algo genérico, y el segundo tema empieza con un redoble que empalma en speed metal. Estos dos temas juntos suman nada menos que 17 minutos. Demasiado.
"Spell" es casi maestro. Zaars adapta un temple de guitarra black metal y le baja las revoluciones. Luego viene un solo de guitarra que podría haber sido la cúspide, pero este se apaga tan rápido que aquellos que aun nos arrodillamos ante triunfos en las cuerdas no nos queda mas que rascarnos la cabeza. El black metal podría sonar como esto y disfrutar de una longeva vida comercial con aceptación de la critica y de la fanaticada. El instrumental “Ultra Silvam” vuelve con sonidos guitarreros que parecen inspirados por Ravi Shankar. Es inicialmente metal extremo que apacigua y luego una curiosa inclusión como tema penúltimo. El tema entretiene pero el disco seria un poquito mejor sin el.
The Formulas of Death termina con el larguísimo “Apparitions”, suena a black metal epico sin la histeria, ni las innecesarias orquestaciones. A pesar de su larga duración el tema falla al no terminar este monumental con algo apoteósico. Es el indicto de lo que Tribulation están haciendo. Tribulation tienen muchas, muchisimas ideas y al parecer han creído que todas ellas merecían un lugar en el disco.
The Formulas of Death esta muy por encima de la gran mayoría de discos de metal del 2013. Es temprano para decirlo, pero de eso no me cabe duda. Esta es una obra sofisticada y compleja, además de musical en un plano al que la gran mayoría de bandas ni siquiera podrían aspirar. Pero el disco es demasiado largo y, sin cursiles excesos, parece servir la función de mostrarle al mundo lo capos que estos suecos son. La verdad es que unos ya lo sabían y a otros esas trivialidades no les interesan. Zaars y compañía habrían hecho bien ahorrandonos un poquito de tiempo y guardandose unos cuantos riffs para el próximo disco.